El diagnóstico, planificación y ejecución de las políticas de urbanización debe profundizar la democracia en las ciudades, garantizando la participación activa de los habitantes de cada barrio en el proceso de toma de decisiones en el marco de un debate amplio, diverso e informado.
PRODUCCIÓN SOCIAL DEL HÁBITAT Y FORTALECIMIENTO DE LOS ESPACIOS DE PARTICIPACIÓN TERRITORIAL
La urbanización de villas debe desarrollarse con la participación activa de los habitantes y organizaciones de los barrios en los procesos de toma de decisiones en las etapas de diagnóstico, diseño, planificación, ejecución y evaluación de los proyectos de cada barrio, favoreciendo la apropiación territorial que se construye desde el fortalecimiento de la identidad y el reconocimiento de su entorno. Esto implica respetar los marcos normativos vigentes (como la ley 148 de la Ciudad de Buenos Aires y la ley 14.449 de la provincia de Buenos Aires), las leyes específicas de cada villa y las legislaciones que pudieran surgir en el futuro. Es indispensable que en la urbanización se respeten los procesos generadores de espacios autoconstruidos habitables, poniendo en valor los saberes y experiencias de sus productores. Para ello, las acciones de urbanización deben ser consensuadas con las organizaciones de los barrios para que sus habitantes puedan apropiarse del proceso y hacerlo sustentable en el tiempo. Para fortalecer la participación el Estado deberá incluir a las organizaciones en las instancias de toma de decisiones de todas las etapas del proceso de urbanización, y articular con ellas para la ejecución de las intervenciones en el territorio. En el marco del respecto de las normas vigentes, se profundizara la relación con las juntas vecinales electas en comicios democráticos y que se encuentren con mandatos vigentes. Asimismo, se fortalecerán los espacios de participación propios de cada barrio, a través de las mesas de urbanización creadas por los pobladores juntos con organizaciones sociales y políticas.
Deberá además fortalecer esa labor a través del financiamiento de equipos técnicos interdisciplinarios, elegidos con la participación de las organizaciones, que desarrollen tareas de acompañamiento y soporte profesional en articulación con ellas.
La participación vecinal tiene por objetivo la confección del programa, el pleno involucramiento en el proceso de proyecto–gestión, y el empoderamiento en la consecución de derechos. En ningún caso debe transformarse en un elemento supletorio por delegación de responsabilidades de los demás actores intervinientes, especialmente del Estado. Ello implica, entre otras condiciones, garantizar el pleno acceso a la información pública vinculada al proceso de urbanización (por ejemplo, diagnósticos, censos, presupuestos así como los planes de obra y sus niveles de ejecución), el derecho a la consulta previa a las intervenciones en los barrios y a contar con apoyo técnico que permita un efectivo ejercicio de la participación en las políticas públicas hacia villas.
RESPETO Y RECONOCIMIENTO DE LOS PROCESOS PARTICIPATIVOS AUTÓNOMOS E INDEPENDIENTES CREADOS POR LA COMUNIDAD
Las villas y asentamientos han reactualizado sus organizaciones y creado otras nuevas, con el propósito de resolver las diferentes necesidades que fueron identificando en el territorio. Esas organizaciones estimulan la participación en cada barrio. El Estado debe reconocer en los procesos de urbanización también a las diversas organizaciones que se vayan originando y consensuar y articular con ellas las acciones específicas a desarrollar en el barrio.